A quien no le guste, que no lea

A quien no le guste, que no lea

martes, 3 de mayo de 2011

Inmigrante económico vs. turista playero

En  primavera florecen en Europa capullos y alergias que nada tienen que ver con el mundo vegetal, sino con miles de ramilletes indocumentados que brotan gracias al buen tiempo, las corrientes mediterráneas y el abono de la represión. Así viene siendo de siempre y por los jamases, pero para precisar en tiempo y espacio, desde que en la primavera de 2008 (no es bueno hacer esfuerzos memorísticos más allá del hundimiento bursátil que aún hoy nos digiere) miles de personas que huían de la miseria norteafricana a la que llevaban (y llevan) sometidos largos decenios en aquel lado del televisor, dejaron de ser píxeles para convertirse en seres de carne y hueso que no encontraron (ni encuentran) en nuestra querida y solidaria Unión otra cosa que más pulgas que soportar en su perra vida.
Si en la primavera de 2008 el simple hecho de encontrarse indocumentado se convertía en delito ‘per se’ y agravante ‘per que sé’ en Italia, en mayo de este año es visto desde el gobierno del imputado Cavaliere (y tal vez por esto) como un grave problema humanitario ante el que sus compañeros continentales han de arrimar el hombro. Lo tiene mú difícil.
¿A quién le extraña que Sarkozy cerrara el domingo el tráfico ferroviario para que los trenes italianos no le dejaran en sus andenes más esbirros tunecinos? Si las malas lenguas (que suelen ser las que más razón llevan en estas historias) aseguraban en enero que la ministra de Asuntos exteriores, Michèle Alliot-Marie, llegó a ofrecer a Mubarak servicios de fuerza bruta gala para combatir “los días calientes de la rebelión”, no hay sorpresa ante la negativa francesa a asistir a más de 20.000 de sus antiguos colonos, que para eso se independizaron. Además, las tropas galas ya están mú ocupadas en el petróleo libio.
"No podemos aceptar que numerosos inmigrantes económicos lleguen a Europa pasando por Italia ", era como el 11 de este mes arrimaba el hombro el ministro alemán Hans-Peter Friedrich, ante la concentración de los más de 20.000 tunecinos llegados en enero a Sicilia. “Nosotros no queremos que Europa nos de asilo, sólo queremos reunirnos con nuestros familiares y amigos (la mayoría en Francia), que sí nos pueden ayudar”, responde esta gente a la que unos se quitan de encima con permisos temporales y otros pasan de socorrer porque no han traído consigo crudo que valga. Otro gallo cantaría si en lugar de inmigrantes económicos fueran turistas con economía propia.
 ¿Y qué hacemos mientras tanto usted y yo, ciudadanos de a pie, que nos creemos súper solidarios porque nos lo pasamos pipa dos veces al año bailando alegremente por las calles de nuestra ciudad con pancartas “pro-el-pobrecito-de-turno”? Nada, que es lo que caracteriza al europeo económico.

Publicado en La Opinión de Murcia el 19/04/2011
 

No hay comentarios: