A quien no le guste, que no lea

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lunes, 1 de marzo de 2010

Santo Cristo

La cosa está más que calentita. Si digo en la misma frase Mazón, Cristo y Monteagudo seguro que a más de uno le comienzan a salir pompitas bajo la piel, señal inequívoca de que le hierve la sangre. Con tanta información lanzada de un lado, del otro, del que no debe y hasta por el que pasa del asunto, he creído entender que la propuesta de Mazón, ese “abogado progre”, como lo llaman sus detractores, alega un peligro inminente de derrumbamiento y pérdida de la huella de Al-Ándalus, el castillo de la Marquesa de Espinardo, y quién sabe si de algún turista aventurero fan de ‘El último superviviente’. Parece que se aplica igualmente como alegato al desmantelamiento del Cristo a que en terreno estatal, donde quedamos todos representados, no se puede albergar un distintivo religioso.
          Yo, que he hecho bien en no leerme todas las noticias al respecto, tengo que decir al respecto dos cosas muy sencillas. Lo primero, que todo este magnífico combate me recuerda, y no vagamente, a la antigua penitenciaría o cárcel vieja, como todos la conocíamos, que hace poco se derrumbó en la avenida Primo de Rivera por la dejadez de quienes nos gobiernan, tanto desde Madrid como desde las instituciones murcianas. Ya saben que respecto al Cristo de Monteagudo, el conjunto palaciego y los restos de nuestros antepasados musulmanes (sí, es posible que más de uno llevemos algunas gotas de sangre sin saberlo), existe un rifirrafe entre el Ministerio de Hacienda y el Ayuntamiento de Murcia por ver quién paga la rehabilitación del lugar. Veo muy loable que los vecinos de Monteagudo salten a la calle para evitar que les quiten a su Cristo, pues para muchos de nosotros no es un símbolo religioso, sino una de las señas de identidad de la Región, un monumento sin más, pero que quisiéramos seguir viendo donde siempre ha quedado. Ahora, ojalá esos mismos vecinos fueran capaces de moverse igualmente ante las entidades públicas citadas para que no repitan lo que ya han hecho con otro reducto de nuestra historia, puede que oscura, pero nuestra por mucho que nos pese. De modo que si desmantelan para rehabilitar y devolver su esplendor al conjunto histórico, sin moverlo de su natural enclave, perfecto.
           Sin aludir a sentimientos religiosos, pues no son de ese tipo los que me despierta el Cristo de Montegaudo, alegar religiosidad para quitarlo de donde está me parece algo tonto. Miren, para mi generación y las que me siguen, que ya son unas pocas (no muchas) este Cristo no nos recuerda tiempos peores, sólo clases de historia (espero que se las hayan aprendido). Para mí la laicidad no es borrar todo signo religioso, sino permitir que se conviva con respeto. ¿Alguien le ha preguntado a un musulmán si le molesta este Cristo? Yo creo que contestaría: a mí lo que me gustaría es que de verdad fueran ustedes tolerante y nos dejaran tener más espacios religiosos en condiciones dignas. Sólo les pido una cosa, no se dejen cegar por sus instintos, que lo mismo les tapan la verdadera trastienda de toda esta historia.

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