Calamita y Mari Luz, la cara y cruz de la justicia

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"El Juez obra actuando por una auténtica compulsión homófoba, lo que ha de tener trascendencia penal". No lo digo yo, lo afirma en su sentencia condenatoria el TSJ de Murcia, cuyos magistrados han aplicado con justicia las leyes a un colega que las usó en beneficio moral propio, perjudicando gravemente los derechos y libertades ajenos.
Sí, volvemos a hablar del juez Calamita, el mismo que se aprovechara a sabiendas de su posición de juez para hacer efectivos sus prejuicios sociales, impidiendo a toda costa la adopción de una niña por parte de la pareja de su madre, que también es mujer.
El endiosamiento le ha salido caro a Calamita: 6.000 euros de indemnización y más de dos años de inhabilitación para cargo público (adiós a sus pretensiones políticas... o no...). En todo caso, Dios dirá.
Según leo en la información facilitada por http://www.20minutos.es/, en uno de los informes Calamita se atrevió a comparar la adopción de la niña con el aberrante final de la pequeña Mari Luz, y ejemplificaba diciendo: "Imaginemos por un momento que este presunto asesino y violador de una niña andaluza cuyo recuerdo encoge nuestro ánimo, pretendiera adoptar a una sobrinita huérfana".
Pero a diferencia de este matrimonio murciano, a la que no se le ha hecho justicia alguna es, precisamente, a la pobre Mari Luz y a su familia, ya que el Consejo General del Poder Judicial considera que una multa de 1.500 euros es suficiente castigo para el juez Tirado, quien en honor a su apellido retrasó injustificadamente la entrada en prisión de Santiago del Valle (¡a quien se le había condenado por abusar de su hija!), poniendole en bandeja la posibilidad de hacer lo que terminó haciendo: volver a abusar de una niña a la que, de paso, quitó la vida.
Así que hoy, queridos niños, sólo daremos medio gallifante a la justicia española.