A quien no le guste, que no lea

A quien no le guste, que no lea

lunes, 27 de junio de 2011

Regreso al pasado

 Otra vez a 120. Y sin saber muy bien por qué. Yo gasto lo mismo en las cinco horas que tardo en bajar a ver a los míos, y ahora un poquito más, porque los peajes suben como las temperaturas en época estival. Si hubiese servido para algo. Dicen que nos hemos ahorrado 450 millones de euros. No es que se hayan apartado de ningún sitio ese buen montón de perricas con el fin de ser ahora usadas para sacar del paro a alguno de esos otros millones, los de personas, que ya ni se acercan por las oficinas de empleo público (y no me extraña, porque además de para fichar, no sirven para mucho más). Así  que nos volvimos más lentos para gastar menos aunque no para ahorrar. Yo sigo teniendo lo mismo en el bolsillo, si acaso un poco menos por culpa de la época de terrazas veraniegas. Bueno, para ser justos, la medida sí que sacó de la ruina a la empresa que puso y ahora quitará las pegatinas de las señales de velocidad. Sus empleados sí que han sido los grandes beneficiados de la medida socialista. 
Lo más gracioso de todo es que si la implantación de la medida de emergencia energética que se puso en marcha a principios de marzo tuvo en su momento grandes detractores, tampoco estos han faltado a su cita a la hora de ser anunciada la vuelta a los 120 kilómetros por hora en autovías y autopistas. Los fabricantes y vendedores de coches aseguran que el ahorro no lo ha sido por obra de la reducción de velocidad, sino gracias a la renovación del parque móvil, con autos que consumen menos sea cual sea la velocidad a los que los conduzcamos. Por eso aplauden el retorno a la normalidad. Lo que seguro que sí se han reducido son las multas por exceso de velocidad y, según parece, también las víctimas mortales del tráfico terrestre. Y este último es el argumento al que muchos se agarran para pedir que la medida provisional se convierta en definitiva, pues una vida vale más que cualquier rebaja fiscal o aparente medida contra la crisis.
Si el ahorro hubiese sido real y las víctimas fuesen a descender aún más en los sucesivo, desde luego yo también apoyaría quedarnos a 110, al menos por un periodo más largo en el que se pudieran comprobar con mayor criterio las supuestas bondades de la medida que se impuso ante la subida del precio del petróleo fruto de la ‘crisis’ libia.
Pero mucho me temo que en esto de la seguridad vial y el ahorro para el españolito medio (que somos el 99 por ciento), la situación de perpetuo desaliento se parezca a la de los libios, pero sin bombas. A nadie se le escapa que la nuestra es otra dictadura, aunque los que la sostienen regentan otro tipo de corona distinto a la que Gadafi se niega a soltar.
 
Imágenes: Teresa Luengo Michel (Tarragona, marzo 2011)
Publicado en La Opinión de Murcia, 31 mayo 2011

No hay comentarios: