A quien no le guste, que no lea

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lunes, 28 de septiembre de 2009

Polanski se equivocó

Justicia es un término de significado relativo, ya que éste se ensancha o empequeñece según las circunstancias que lo rodeen. Seremos didácticos: ¿les retumba en los tímpanos de igual modo la frase “se debe hacer justicia con Julián Muñoz” que “hay que aplicarle justicia a Polanski”? ¿Verdad que no? Salvando que Polanski es más atractivo que el ex alcalde de Marbella y que el director de cine ha hecho piezas de museo con sus dotes cinematográficas, las acusaciones al francopolaco son bastante más dañinas a la sensibilidad humana, al menos para una servidora. Con 43 años, edad en la que se supone que el bien y el mal están bien repartidos en el conocimiento humano, Polanski drogó y violó a una niña de trece años en casa de Jack Nicholson, aunque sólo admite la ilegalidad de la relación sexual y no el haberla forzado.
No dice lo mismo Samantha Geimer, quien declaró entonces haberse negado a los requerimientos del cineasta, por mucho que llevara unas copas de champán en el cuerpo mezcladas con otras sustancias. “Dije no, no, no quiero ir allí [a la habitación adonde la arrastraba Polanski]. No, no quiero hacer eso, NO… y después no supe qué hacer”. Es lo que Geimer le contó a la policía entonces y aún sostiene. Penoso, ¿verdad? Aunque aún lo es más que los gobiernos de Francia y Polonia pidan la liberación de Polanski tras ser detenido el sábado en Zurich, no digamos por haberle resguardado de la justicia durante 32 años.
Durante estos lustros la víctima de toda esta historia, Samantha Geimer por supuesto, ha pedido a la justicia que se olviden del caso, que lo archiven, que lo tiren a la basura. ¿Mintió? ¿Sí fueron relaciones consentidas? No, señores, es que no se siente con un mínimo de fuerzas para pasar otra vez ante jueces y tribunales. Prefiere seguir olvidando junto a su esposo y sus tres hijas, como ha hecho en estos últimos treinta y dos años.
¿Es Polanski un monstruo, un sádico o un violador compulsivo? Probablemente ninguna de estas tres cosas. Él también ha sufrido su propio calvario de la mano de Charles Manson, y nos da mucha pena, pero él mismo marcó de por vida y a una tierna edad a Samantha Geimer. Él era el adulto, él era el que tenía el control, era él el que tenía el poder de tomar decisiones e imponerlas, fue él quien se equivocó dando rienda suelta a sus instintos sexuales, ¿por qué no habría de pagar ante la justicia por ello? Vamos, que lo de pedir el indulto para el cineasta me chirría casi tanto como la horrorosa, penosa y vergonzosa cancioncilla con la que un grupete de italianos desviados pide el Nobel de la Paz para Berlusconi.
Justicia, ella sí que se salta las normas del transfuguismo cuando quiere y le place. Y ahí sigue.

2 comentarios:

Pilar dijo...

Y es que ser famoso da mucho de sí, y la pasta no veas. En general si ahs visto los informativos, se nos ha presentado como una víctima de la injusticia y el rencorr rr rr

-- Y¿Berluconiiii pazzz???--

ayy, máma, quiero ser santa!

Teresa Luengo Michel dijo...

El único sitio donde l ehan puesto en su sitio ha sido en Cuatro, en los informativos, donde tras informar de la lista de cineastas idiotizados por sí mismos que apoyan al violador, colocaron un reportaje que no dejaba lugar a dudas sobre la NO inociencia de Polanski.
Y a ver si despojan ya al Cavalieri de su 'intocabilidad'.
Besos guapetona!!