Viudas al fondo, gracias

“Que las viudas no hablen”. Desde el PNV ya no saben qué hacer para desacreditarse aún más, si cabe. Su mal perder ya nos hacía sospechar que no habían aprendido mucho en los diez años en los que Ibarretxe ha perfeccionado al máximo su capacidad de jugar a una política ambigua en materia de terrorismo.
Por eso todos han notado la brisa fresca que el actual lehendakari ha creado abriendo el ventanal con su discurso (y no sólo con eso) tras la marcha ciudadana de repulsa por el infame asesinato de Puelles. Pero, como siempre (qué cansinos que son los políticos), cada uno le coloca a las palabras (postura) del otro el matiz que le conviene, y siempre a posteriori, que es más fácil. Desde el partido que ha jugado turbio con las reglas de la democracia, el Nacionalista Vasco, les parece que Patxi se pasó con la “épica”, vamos, que hay que oponerse a la violencia pero sin pasarse. ¿Es posible oponerse a medias a ETA? Esto es precisamente en lo que se han recreado durante años los nacionalistas. Sin embargo, ante el intento armado de un grupo para imponerse sobre el resto no caben las medias tintas. O te opones o los apoyas. ¿Qué ha estado haciendo realmente el PNV, pues? “Discursos tan epidérmicos para levantar a la gente pueden llevar a la frustración si esto [el asesinato terrorista] se repite, que ojalá no”, palabras peneuvistas. La gente no se va a cansar de oponerse, gritar, pelear limpio hasta que ETA desaparezca, se lo digo yo. Lo sabemos todos. De hecho, cada día hay más gente que se une a este grito. Aquí el único que se ha equivocado de discurso es el PNV, partido al que le parece nefasto que Francisca Hernández, viuda de Eduardo Puelles, se dirigiera el sábado a los manifestantes. “La mujer lo mezcló todo. Hizo referencias muy duras a las familias de los presos. Supongo que estaría sedada a tope. Eso lo tienen que cuidar. Es mejor que las viudas no hablen”. Es precisamente a las viudas, a los familiares, a los que hay que cederles la voz, pues son quienes más sufren la locura terrorista. A mí, como a casi todos, creo, las palabras de Paquita (como la llaman sus amigos) me parecieron muy valientes, porque seguir en pie tras perder a tu marido, eso merece que la dejen dar unos pasos hacia los micrófonos que sean necesarios, con o sin tranquilizantes, que no incapacitan el raciocinio, señores peneuvistas. Ojala un día se unan de verdad a la lucha por la desaparición de ETA.

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