A quien no le guste, que no lea

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lunes, 8 de junio de 2009

Castigo europeo a chismes caseros

¿Será que al fin Italia despierta a la realidad? ¿Las extravagancias sexuales de Berlusconi componen la gota que colma ese vaso que ha ido llenando de inolvidables perlas?
Dicen que cada uno merece lo que tiene porque algo, o mucho, ha puesto de su parte para alcanzar su suerte, o infortunio. Los italianos han decidido que ese señor (lo de Cavaliere suena a irónico escozor de la sensibilidad humana) que aspira a conservarse como el cartón piedra a base de cirugías rectificantes (de dudosa efectividad), rayos parras, más maquillaje que Marujita y esa sonrisa de ponte-las-gafas-de-sol, ya les ha humillado lo suficiente ante el mundo entero y más allá, si es que hubiere vida tras la dañada capa de ozono.
Sin que su imperio y sus notables y visibles manipulaciones político-monetarias provocaran ni un pequeño movimiento desaprobador por parte de sus votantes, el castigo electoral en las europeas (dos puntos por debajo de los resultados que le llevaran por tercera vez a dirigir, de aquella manera, el país que parió a Miguel Ángel, Dante Alighieri o Eros Ramazzotti) partió de Noemi y sus fiestas diversexuales con sus amigos patrocinadas por los bolsillos de los ciudadanos de a pie. ¿Reproche moral a estas alturas? Bienvenido, aunque sea con notable retraso.
Con su castigo a Berlusconi los ciudadanos italianos han dejado en evidencia a los españoles, a quienes los escándalos inmobiliario-políticos los han dejado más fríos que indiferentes. El voto de izquierdas es muy sensible y castiga sin contemplaciones, mientras que el voto de derechas es ciegamente incondicional a sus dirigentes (gobiernen, roben o sean de dudosa honorabilidad) en las urnas, a las que acude sin mucho espoleo. Y así ha quedado Zapatero, solo ante una gran multitud que le culpa y pide explicaciones por seguir sumidos en esta crisis histórica (¿Nueva ronda de ‘Tengo una pregunta para usted’? ¿Gordon Brawon pasaría la prueba? No lo creo.
Un momento, un momento, que me estoy perdiendo… Vamos a recapitular, porque lo que hemos votado este domingo eran las elecciones al Parlamento Europeo. Y, sin embargo, los tortazos electorales han llegado de la mano de los problemas internos de cada casa… Miren, yo he venido aquí a hablar de Europa y en tres meses de mareo político no se ha sacado el tema ni una sola vez, así que, perdone el lector, yo no me quedo aquí.

4 comentarios:

Pilar dijo...

Bueno, también es verdad que mucha gente de la que luego dice, venga, a ponerse serio, y vota al gobierno de turno, no ha votado en estas, entre otras cosas porque se siente que no van a influir en la política realmente. Yo de eso ya no sé demasiado, pero poco adiestramiento llevamos para cuando --tratado de Lisboa en 2014 en acción-- sí nos afecte. Y ahora no...hummm ¿el dinero no hace, ES, la política de Europa?
¿Has votado Teresa?
A ver a ver...

Teresa Luengo Michel dijo...

Esta vez sí. No critico a quien no lo hace, pues no acudir al colegio electoral es una manera de no votar, por tanto votar (parece imposible pero yo lo veo así). No es que crea yo mucho en Europa, y nada en los políticos, pero así tengo la sensación de ser una piedrecita en el zapato de algunos que quieren controlar el cotarro. ¿Y tú qué has hecho con tu papeleta?

Unknown dijo...

Y alguien se ha preguntado si no será una casualidad del momento. Digo que si es una casualidad que Italia no despierte, que si es una casualidad que no escandalice ni cuando se plantea como un escándalo. La ventaja la lleva desde que es capo de los medios.

Teresa Luengo Michel dijo...

Estoy de acuerdo con la manipulación mediática. Tampoco creo en las casualidades, y eso es lo que realmente me preocupa. Y más ahora que Europa (sea lo que sea eso) se ha vestido de derechas y de xenofobia (1 de cada 3 eurodiputados, si no recuerdo mal)... Dónde iremos a parar...