A mí no me molesta, sólo me extraña. Por un lado, lo de la boda, porque yo, que soy muy tiquismiquis, no oso imaginar un beso de tornillo entre María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva, alias la Duquesa de Alba, y su pretendido Alfonso Díez. La pobre mujer, por mucho que conserve dieciséis de los dieciocho títulos nobiliarios concedidos, carece ahora de algo mucho más importante: el control de su boca. Lo sé, es muy cruel por mi parte, pero ese movimiento que hace entre inicio de grito y final de machuque vacuno (que conste que lo digo a modo de ilustración, no como insulto) se me hace un pelín… complicado para ese beso. Ya sé que en la madurez el sexo no es un ingrediente principal en la pareja, pero tiene que estar ahí, y aunque aplaudo y celebro la práctica hasta el último aliento, me es más convincente entre parejas unidas por años de convivencia que entre una mujer riquísima y un señor que es muy educado, sí, pero que se comporta como enfermero más que como amante.
Soy una prejuiciosa, lo sé, algún defecto tenía que salir a relucir. Ya saben, tengo el convencimiento de que el futuro Duque de Alba consorte mostrará otro rostro una vez que vea bien acomodado el anillo de oro en el dedo. No sería el primer hombre en hacerlo, ¿verdad? Todo cariños y mimitos en el noviazgo que, una vez pasado el trámite de la vicaría, ¡zas!, se muestran como realmente se sienten, que no suele ser para beneficio de la novia desflorada.
Algunas mujeres tampoco se quedan cortas, como la que recientemente ha logrado ante un tribunal argentino ganar la demanda contra su ya ex marido por impotente. Así que ante su himen intacto, adujo no consumación para deshacer lo que Dios unió. ¿Qué hizo el agraviado? Pues lo normal, proponerle al tribunal que le pusieran una cama con una chica en pelotas en la sala para demostrar su virilidad. Claro, eso en el siglo XIII lo mismo habría colado, pero los jueces actuales, con atino, se lo denegaron, pues para eso se crearon los peritos. Poco luchó la muchacha por su novio de toda la vida. Cosas que pasan.
Estaremos atentos a la expectativa de boda tanto de este lado como en Latinoamérica, donde se mueren por conocer el diseño del traje de la novia.
Publicado en La Opinión de Murcia el 23 de agosto 2011
Imagen: EFE
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